Posiblemente todos sabríamos explicar o definir cuál es el modelo de empresa que nos gustaría tener, cuál debería ser su funcionamiento, qué objetivos nos propondríamos, qué esperamos de las personas que trabajan en ella y su comportamiento, qué podemos hacer para que los empleados se sientan bien en el trabajo , etc ………………..
Se ha enunciado una parte fundamental en todas las empresas, LAS PERSONAS, si ellos, sin su dedicación, sin su sacrificio, sin su implicación, sin su honestidad y honradez, sin todas estas cualidades, las empresas no tendrían éxito.
Las empresas las hacen LAS PERSONAS, para bien o para mal, y sea cual sea la responsabilidad que tengan.
Para que esto sea viable, y las personas que trabajen en la empresa se sientan identificadas con ella, es imprescindible que el dirigente sea el fiel reflejo de lo que tienen que imitar los empleados; como se suele decir, se debe predicar con el ejemplo, el dirigente tiene que ser coherente con lo que dice y con lo que hace, en sus conceptos, en su dedicación, en su complicidad con la empresa y con los trabajadores. Su honestidad y su honradez tienen que estar fuera de toda duda.
Para que estos valores sean percibidos por los empleados, el dirigente tiene que actuar con naturalidad, sencillez y humildad, convencido de lo que hace, debe ser visto por un compañero más, respetado y haciéndose respetar sin estridencias. Éste podía ser el perfil de un tipo de dirigente.
También hay otro tipo de dirigente: el orgulloso , el listo (nadie sabe más que él),el que oye pero no escucha a los demás, tiene que ser protagonista de todo, tiene que destacar por encima de los demás, como sea. La ambición por el poder lo es todo para él, es capaz de sacrificar cualquier cosa. Este dirigente es el clásico que dice ; «El fin, SI justifica los medios»; primero van sus apetencias personales y después va la empresa. Este dirigente no tiene principios.
Por último, hay un tercer tipo de dirigente, el embaucador, el hipócrita, el cínico, el falso. Según le interesa te ensalza o te critica. Lo que dice o lo que hace siempre va con la intención de obtener un beneficio propio. No es de fiar. Es traicionero y peligroso. No tiene escrúpulos, primero va él y después va la empresa.
Al empleado lo trata bien o mal, dependiendo de los intereses personales que pueda reportarle; es un mero instrumento que utiliza a los demás sin pensar en la repercusión que pueda tener en la persona. No le importa el cómo ni el por qué, si con ello obtiene un beneficio personal.
Antes estos posibles y diferentes escenarios en la empresa, surgen algunos interrogantes que deberíamos de responder:
¿Se merecen las empresas o los empleados tener según que tipo de dirigentes?
¿Merece la pena el sacrificio de empleados honestos, honrados, responsables, fieles, que defienden la empresa por encima de todo, para que venga el según qué tipo de dirigente y se aproveche del esfuerzo de los demás, para beneficio personal?
¿Sólo cuentan los intereses personales?
¿Sólo vale el TODO vale?
¿Las personas ya no cuentan?
QUE NO SE OLVIDE: LAS EMPRESAS LAS HACEN LAS PERSONAS.
El Artículo fue escrito por un gran dirigente y amigo el Sr. Arturo, que con su esfuerzo creó un imperio y un gran equipo humano, desde Telepieza le felicitamos por su gran dedicación , amabilidad y magnífico trabajo.