La campaña a las elecciones para elegir diputados a las cortes del día 9 de marzo está de lo más entretenida. La falta de un debate serio de propuestas programáticas y de futuro, se suple con el interés que suscitan las declaraciones de unos y de los otros.
Si bien es verdad que a los periodistas les dejan poco o ningún recorrido en los debates o en los mítines, a sus mordaces preguntas, también es verdad que estamos muy artos de escuchar a más de un periodista.
Hay pocas ideas nuevas, pero hay muchas estrategias, se habla más de corbatas, trajes y telegénica que de propuestas electorales.
Los partidos fichan a destacados profesionales en telegénica (vender y presentar propuestas en televisión), y se olvidan o no quieren reforzar los aspectos ideológicos en los programas. Les espanta meterse en temas como una nueva ley de plazos en el aborto, una ley que garantice una muerte digna.
Nos cuentan cuentos de niñas para niños, nos idiotizan envolviendo en fabula la realidad cotidiana, el individuo/a a de conseguir sus más altas metas, que son estudiar y trabajar. La nación el estado renuncia a plantear retos o logros (así no defraudara a nadie pues no hay compromisos incumplidos), el individuo ha de tener el sueño y la satisfacción de conseguir lo que ya tiene.
En una economía globalizada como la de hoy en día, con el precio de petróleo y de las materias primas por las nubes (y solo estamos al comienzo de la escalada), el margen de maniobra de los gobiernos es más bien escaso. El futuro solo tiene dos escenarios, mantener los impuestos e invertir en infraestructuras, investigación, justicia, vivienda y seguridad, o bajar los impuestos y esperar a fin de año para ver lo que queda en caja.
También hay un tercer plan que consiste en emplear el superávit ahorrado en los últimos años para acometer las inversiones necesarias para la reducción de emisiones CO2, además de lo anteriormente dicho.
Tiene que existir ideas nuevas pero si les preguntas por su plan, y sus ideas, emergen las estrategias de cargarse al contrario, frente a la tarea de hacer un buen programa.
El PP, sólo tiene un propósito, que no vayan a votar los votantes de PSOE, para ello pintan el panorama ya no negro sino catastrofista, y si con ello se cargan la credibilidad de España y los españoles, nunca reconocerán que ha sido por culpa de ellos.
Al PP, después del primer debate en años, no le interesaba, contrastar su programa con el adversario, sólo quería mostrase duro implacable y lo más complicado mostrarse victima de lo que ellos llaman «tensión Zapatero». Cuándo Zapatero empleo el termino tensión todos menos el PP, entendimos que se refería a motivar a su electorado, no aumentar la crispación con el contrario.
El PP, después del primer debate sólo le importaba mostrarse eufóricamente ganador del debate, fuera o no cierto.
El PP no quiere que vayamos a votar, no le gusta, ellos añoran el poder, para no hacer nada, la emigración su tema favorito en esta campaña, su opción es ignorarla, no hacer nada, no tenerla en cuenta, aunque represente entre el 10 y el 14 por ciento de la población, no hacer escuelas, no hacer hospitales, pero eso sí, hacerles culpables de todos los males, de la mala calidad de la escuelas, del colapso de las urgencias en sanidad. No es mala por una mala labor, la gestión de la Comunidad de Madrid, sino por el hacinamiento a que nos somete su política de no hacer nada.
El PP no crece en votantes, se muestra demasiado habido de poder, demasiado escorado a la derecha.
El PP no quiere que votes, mancha y denigra al adversario, hunde la economía, se viste de bombero para no apagar los fuegos que ellos mismos van sembrando ( los niños andaluces son unos analfabetos, ojo todos los niños andaluces incluso los que pertenecen a familias que votan al PP).
No compres el desanimo, muéstrate y ve a votar, Que no voten por ti, ¡! VOTA ¡!.
El día 9 de Marzo tienes una cita con la urna en tu colegio electoral. ¡! VOTA ¡!.