Después de 59 segundos, y otros 59 minutos, Esperanza Aguirre sigue enseñándole las garras a Rajoy, y Rajoy por mucho que lo intenta no puede quitarse el fétido aliento del liberalismo ultra conservador de Aguirre de la nuca.
Aguirre tal cual samurai con la catana al cinto se pasea por los platos y las portadas de los periódicos, paso firme, espalda erecta, cuello al alto, emulando un periscopio que busca, a pesar de tener la presa en la boca. Brazos en jarras, en algún instante al medio día cuando el sol mas brilla, empuña la catana y hace el amago de desenvainarla, el metal bruñido expuesto al sol, ciega a los conspiro-paranoicos, que creen ver la luz de la salvación en ese instante, ella (Espe) repite el ritual diariamente para que estos no se queden huérfanos.
Se siente cómoda en la efigie del samurai, no cambiará, tiene quien ponga las banderillas por ella, no falta quien día si día no, le ponga una puya a los Catalanes, o a los Andaluces, aunque y esto si es una novedad estas personas piadosas sean del PP.
Se siente cómoda y a la misma vez incomoda cada día más a Mariano Rajoy, este fin de semana invitaba a marcharse a los liberales (ella no se ha sentido aludida, quizás es que no lo sea), seguro que habrá mas invitaciones, y cuando en ellas diga que los fachas salgan del armario del PP, quizás ella lo vea más claro.