El confort de la almohada del buen liberal, no esta  la capacidad de autorregulación del mercado, ni en los parabienes del libre mercado, las garantías del sueño reparador están el tener un «Papa Estado» y un Banco Central que nos vengan a salvar en tiempos difíciles, palabra de «Pedro Shwartz».

 ¿Pero como se consigue un estado fuerte y a la misma vez desprovisto palancas para actuar en la economía real si actuara según los principios liberales?.

   Con políticas de rebajar indefinidamente los impuestos, con la privatización de todo lo publico, con lo que nos queda de este mini-estado ¿Cómo vamos a confiar en su poder económico y financiero?.

   No hay contestación, para los liberales, el diablo es el estado, origen y final de todos los males, que no debe de tener los poderes de Dios para no interferir en la  «libertad humana», pero tiene todas sus responsabilidades con respecto a los males que con el uso de estas libertades puedan crear los humanos. Las personas somos infantes sin edad penal, ni posibilidad de ser juzgados por mercadear especulativamente e infinitamente en un mercado infinitamente libre, pero en cambio el estado, es el responsable último y el que debe ir a la cárcel, o pagar con los platos rotos, los liberales siempre libres, antes y después de sus actos libres.

   Para que el estado sea económicamente fuerte además de los mecanismos de la elaboración de los presupuestos y de su capacidad de endeudarse, ha de tener una implantación fuerte en la economía real, para que en caso de crisis como la actual no todo se hunda y este todo en la cuerda floja. Un estado con una banca publica saneada, un tramado industrial no sujeto a la especulación de los mercados financiaros, ni a deslocalizaciones por los motivos nocivos de la globalización de la economía, conseguirá capear mejor estas crisis financieras provocadas por la especulación sin medida.