Las teorías de Keynes fueron derrotadas en los acuerdos de «Bretton Goods» en los años 30, el poder económico de los EEUU de aquellos años se impuso en espíritu y forma en los textos finales, el patrón dólar-oro, los nuevos organismos financieros como el FMI comenzaron a funcionar.
En los años 60-70 las necesidades económicas de los EEUU embarcados en las guerra de Vietnam, provocaron una crisis internacional que dejaron en papel mojado parte de los acuerdos de los años 30, y el dólar después de varias depreciaciones con respecto al oro, dejó su paridad fija con el metal precioso.
En los comienzos del siglo XXI, nuevamente las necesidades de financiación de una nueva guerra esta vez con Irak, los bajos tipos de interés, y la falta de regulaciones de los mercados financieros hicieron crecer otra burbuja económica.
Hay quien plantea las crisis cíclicas del capitalismo, como un proceso natural en el que se produce la eliminación de todo lo no correcto, lo no competitivo, la eliminación de los excesos y los excedentes, hay quien plantea sin embargo que las crisis del capitalismo son el anuncio de su propia desaparición o muerte.
Los últimos 90 años, desde Bretton Goods, los liberales han defendido la autorregulación de los mercados como arbitro ultimo de todo orden y des-orden, desde este punto de vista las crisis no son el resultado de un mal funcionamiento del mercado sino que se debe a la mala praxis de los gobiernos a la hora de regular los mercados, las crisis no las provocan la libertad del mercado sino que aparecen como resultado de malas normas y su mala aplicación. La vuelta a la normalidad según los liberales es la vuelta a la libertad del mercado.
Keynes derrotado en Bretton Goods, en su idea de moneda única mundial, estableció la necesidad de recurrir a las políticas fiscales cuando las cosas se ponían feas, y la crisis empezaba a hacer de las suyas, (teoría de la demanda agregada), todos los gobiernos desde entonces son más o menos Keynesianos y recurren a su presupuesto para animar la economía cuando esta palidece, digamos que el mundo no le hizo caso en su momento pero que luego le ha seguido en cuanto a sus consejos para paliar los momentos de crisis.
Los liberales han llamado «socialista» a cualquier intento de un gobierno en crear normas o regulaciones, e incluso ve «socialista» el impulso de un gobierno en utilizar su política fiscal para relanzar la economía en crisis. En la simplificación del paradigma liberal, la libertad de mercado es bueno versus la economía «socialista» o instrumentalizada por los gobiernos es malo.
Los liberales en su simplificación siempre tendrán razón, entre otras razones porque los gobiernos «gobiernan», hacen leyes y estas en la práctica son normas o regulaciones, que ponen puertas al campo. La libertad de mercado no existe, es un fin o una meta «un proceso», pero no una realidad, como es una realidad también que los gobiernos no pueden dejar de hacer leyes.
Los liberales para implantar su modelo económico de libre mercado, necesitan el poder, necesitan la bestia de todos los males. Tener el poder, gobernar, hacer leyes es incompatible con la regulación cero. Un buen liberal no participa del estado se mantiene al margen para poder corregir a propios y extraños, los liberales necom están cómodos en sus «tanques de ideas», ocupan el cielo de los dioses y desde su las alturas corrigen a los mortales, ya estén en gobiernos de un signo u otro.
Desde el paradigma socialista no toda intervención del estado sobre la economía o los ciudadanos es «socialista», los socialistas europeos ha configurado un modelo socialdemócrata de la economía que tiene como eje la responsabilidad social de la empresa, o los hechos económicos. La acción social, la transparencia en la gestión, la lucha contra la corrupción, la sostenibilidad de los recursos, la lucha con el cambio climatico, la lucha con la desigualdad y la pobreza, son y deben de ser los motores de la sociedad y no el nirvana del libre mercado.