Que sencillo resulta tener la posibilidad esgrimir la objeción de conciencia, en un sistema democrático, los talibanes religiosos la utilizan como desobediencia civil en toda regla, no hay ámbito civil donde no se obstaculice el normal funcionamiento de las leyes con la consabida objeción de conciencia.

Los laicos como no tenemos conciencia, apechugamos con el cumplimiento integro de la leyes, sin tener una doble moral o rasero para desde ese limbo podamos deshojar margaritas para ver que leyes son o no son correctas.

El señor Bono igual que la Santa creen en el pecado, y en que es posible recibir el perdón de las faltas cometidas, sean estas las que sean.

Los demócratas nos debemos nuestras reglas democráticas y representativas, y nuestros cargos nos representan no tanto por sus ideas sino para ser correa de transmisión de los acuerdos conseguidos en asambleas o votaciones anteriores.

Por supuesto un religioso tiene problemas con el proceder democrático, por que en más de una ocasión si las mayorías son laicas, los acuerdos van en contra de su credo, y pueden resultar pillados por problemas morales al realizar la representación de la mayoría.

Por supuesto los religiosos cuando pillan un cargo público, están tentados por desplegar su moral y sus actos como si estos fueran «lo normal» o  «lo conveniente», a lo sumo si se equivocan solo tiene que ir a pedir la penitencia en número de «padres nuestros».

No hay disculpa desde el mandato democrático y representativo de un cargo de elevar propuestas en contra de las asambleas en las que ha participado y le han escogido para se portavoz o representante.

No hay disculpa en el insulto, de la misma manera que son denigrantes todos los chistes de personas con minusvalías, también lo son los referentes a los hijos de cualquier madre solo por el hecho de haber nacido.

No hay disculpa ni lecciones morales desde lo religioso, usando chiste, mofas, o permitirse pecadillos para definir o confundir al contrario (en este caso laico)

Mezclar en ámbito personal y sentimiento o sentido religioso con «lo publico» solo trae el conflicto. Tenemos libertad de culto, que no significa libertad para desde el culto interferir la vida pública.

Soy laico, pero no ajeno al fenómeno religioso, la religiosidad, las religiones, el misterio, lo sagrado.

No conozco muchos religiosos con la que abordar lo religioso como hizo Alfonso X el sabio, juntando en la misma cohorte a judíos, cristianos y musulmanes e intentando crear ámbitos comunes en la mística, en el arte, la ciencia y las creencias.

No conozco muchos religiosos, con la que compartir, la «visión mística» de un sufi, la desobjetivación de de un estado «tantrico budista», o «la perdida del yo» en una sutileza Taoista o la visiones antropomórficas de los chamanes.

No conozco muchos religiosos con los que pueda establecer las diferencias entre «pensamiento mágico» descrito en antropología con respecto procesamiento de la información antes que apareciera la conciencia y el «yo» diferenciado, y las modernas teorías del inconsciente y los arquetipos preconizadas por el psicoanálisis.

No conozco muchos religiosos, que sepan que el concepto de infierno y pecado son algo muy moderno, que no tiene base en las enseñanzas del cristianismo original.

Para mi el infierno es tener representantes elegidos democráticamente, y utilicen su asiento parlamentario como pulpito, y a la misma vez tener que perdonar sus meteduras de pata.