No lo se ni me importa, no conozco ninguno, pero tampoco niego que los haiga.

  Hace treinta años de mi primer lectura de «1984» obra de George Orwell, en un mundo imaginario, autocrático, el protagonista trabaja borrando y reescribiendo la historia según se le antoja al régimen tipo «gran hermano» con cámaras de tele vigilancia por todos los lados.

   No tardaran los medios afines a la derecha en manifestar que Aznar nunca creyó ni apoyó la teoría de las «armas de destrucción masiva», primero si hace falta se destruyen todos los documentos en los que aparecía su firma o el tenia que estar enterado, segundo el propio Aznar niega públicamente que el no escribió el Quijote, tercero sus medios afines y correveidiles a coro repiten hasta la saciedad la misma canción.

  No basta que Bush estos días, diga que se equivoco al creerse lo que sus agencias de inteligencia resumían para él: Hoy ya es muy difícil saber si esos mismos documentos estaban preargumentados desde la Casa Blanca. Estos días con casi lágrimas en los ojos el todo poderoso presidente americano dice que se equivoco.

  No tenemos imágenes de la cara de Aznar al ver a su amigo, desdiciéndose públicamente de sus patrañas, hoy lo que si sabemos es que hay intereses por hacer desaparecer todas las copias sobre las presuntas autorizaciones para los vuelos de la CIA con destino a Guantánamo.

  Ni con toda la conferencia episcopal en pleno, se puede defender que en España no hay atajos para los terroristas, pero a la misma vez defender autopistas al infierno de Guantánamo. Si las torturas las ejercen los americanos mano de santo, los presos de Guantánamo deben de estar agradecidos por estos privilegios, en cambio en el escenario político español, Aznar y los suyos son el paradigma de la moral y la leyes con respecto a los terrositas, y marcan a los socialista las fronteras que no se han de cruzar, (por supuesto solo en el caso que las crucen los socialistas).

  Hoy necesito un obispo no listo, pero que no llegue a tonto, para que me diga que sus pecados no son pecados, que su poligamia no es poligamia, que sus coqueteos con seminaristas, no son sino muestras del amor universal, y que a la misma vez con las venas mayores del cuello hinchadas en sangre se ponga a maldecir sobre el laicismo amoral y pernicioso.

  Hoy necesito un rato de la gloriosa Espe2012 en calcetines, maldiciendo del Che, una Presidenta capaz de pensar con ecuanimidad imparcialidad y certeza cuando silban las balas, pero después de ese ratito siempre necesitaré la imagen del Che, por que  su estela será más grande y la de ella un accidente en la historia de la Comunidad de Madrid.