Hace muy pocos días el Ministerio de Medio Ambiente de España comunicó que comprará derechos de emisión Dióxido de Carbono CO2 (Certificados), en países del Este de Europa.
La cantidad a comprar es increíble , unos 6 millones de toneladas de CO2 en Hungría y está negociando con Polonia, Ucrania, la República Checa, Letonia, Lituania y Estonia para conseguir cumplir el Protocolo de Kioto, mediante la compra de los excedentes que estos países lograron con el cierre de las fábricas comunistas tras la caída del muro de Berlín.
El Gobierno afirma que necesita más de 160 millones de toneladas por el exceso de emisiones en el transporte y los hogares.
El gobierno Español, antes de comprar en Europa del Este, puso en marcha proyectos de energía limpia principalmente en América Latina por 60 millones de toneladas, según explica la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.
El precio medio de los proyectos aprobados es de 7,8 euros por tonelada, por lo que el coste total de los derechos que necesita el Gobierno, si se cumple su previsión y el precio se mantiene, sería de 1.240 millones de euros.
Gracias a España y otros países que no cumplen con el protocolo de Kioto, muchos países en desarrollo tendrán grandes ingresos económicos por los proyectos MDL (mecanismos de desarrollo limpio) previstos en el Protocolo de Kioto.
Un ejemplo de ello son las granjas de cerdos, una puerca y sus crías cada año, producen en promedio el equivalente a 9.2 toneladas de dióxido de carbono (CO2) en emanaciones de metano. Dicha acumulación es un problema para los porcicultores.
En los países en desarrollo las granjas están muy cerca de la población y del agua potable, las heces de los cerdos se acumulan en desagües pestilentes plagados de moscas y a veces llegan a las redes de agua donde beben los seres humanos.
Dicho problema se ha convertido en una oportunidad de hacer dinero, podemos construir depósitos cubiertos y cerrados que recolectan los líquidos de desecho y atrapan las emisiones de metano.
Los porcicultores pueden usar estos gases para generar electricidad. Por evitar que el metano se vaya a la atmósfera, Y a su vez tenemos un crédito que puede vender en el mercado de emisiones de dióxido de carbono y el criador de cerdos recibe entre un 20 y 30 por ciento.
El mercado de emisiones de dióxido de carbono es verdaderamente innovador. Aunque funciona como cualquier otro de materias primas, lo que se compra y vende realmente no existe.
No se comercializan las emisiones, sino la ausencia de ellas, por medio de certificados que indican que cierta cantidad de toneladas de dióxido de carbono (o su equivalente en gases de efecto invernadero) no han sido emitidas por quien vende el certificado y quien lo compra adquiere el derecho a hacer esas emisiones.
El ejemplo de los cerdos es una tontería comparado con el HFC-23 subproducto del HCFC-22, químico usado, entre otras cosas, en refrigeradores (Neveras y Congeladores).
Su efecto sobre el calentamiento global es, tonelada por tonelada, 11 mil 700 mayor que el del dióxido de carbono, así que deshacerse de él es buena idea. Y además es barato: capturarlo y consumirlo cuesta menos de un euro por el equivalente de una tonelada de dióxido de carbono.
Actualmente China produce la mayor parte del HFC-23 del mundo, lo que, aunado al hecho de que el gobierno chino es muy eficiente para el manejo de ese químico, explica por qué el año pasado ese país acaparó 53 por ciento de los proyectos llevados a cabo como parte de los mecanismos de desarrollo limpio (MDL), por un monto de aproximadamente 3 mil 500 millones de euros.
Cómo vemos no es sólo el CO2 sino también productos químicos nocivos como el HFC-23, que muchos países utilizarán para después meterse dinero en sus bolsillos gracias a los países desarrollados como España.
Nota de Telepieza : Recomiendo que leáis el libro «El vendedor del Tiempo», del autor Trias de Bes. Narra a un emprendedor que vende aire limpio embotellado por tiempo que uno no tiene para si.
Saludos de Telepieza.