El juez Baltasar Garzón sentado en el banquillo de los acusados y sometido a un proceso absolutamente inmoral iniciado por representantes del fascismo puro y duro amparados por jueces nostálgicos del franquismo.

El partido de la oposición sembrado de corruptos que dedicaros sus mejores y peores afanes a enriquecerse y enriquecer a sus amigos como si estuviesen en su finca privada y el resto de los mortales fuésemos ciegos, sordos y mudos.

Álvarez Cascos acusa a la policía de inventar pruebas para inculpar a miembros del PP en la trama Gürtel. Esperanza Aguirre declara sin sonrojarse que fue ella quien destapó la existencia de esa trama que amenaza con hacer pedazos la impresentable estrategia de los populares para llegar a la Moncloa.

Federico Trillo continúa ejerciendo de diputado y encargado de la comisión de Justicia de su partido en el Parlamento, a pesar de estar rodeado d cadáveres.

Un ministro de justicia socialista se vio obligado a renunciar porque tuvo la desgraciada ocurrencia de participar en una partida de caza con el juez Garzón y la inmaculada oposición descargó sobre él una tormenta de acusaciones, descalificaciones y sospechas.

Y nosotros seguimos confiando en las columnas de destacadas firmas para sublimar nuestra indignación y protestamos cómodamente instalados ante el televisor mientras fuera se cae a pedazos cualquier parecido con la ética, la honestidad y la justicia.

Ellos salen a la calle convocados por los obispos para defender su cerrada concepción del mundo, invocan la democracia aplastándolas con las botas de Pinochet y utilizan el dinero de todos para comprarle una medalla a su presidente.

Nosotros seguimos así, escribiendo cartas que seguramente no se publicaran y creyendo que el fascismo es cosa del pasado. Así nos va.

(Gerardo di Masso. Barcelona)