Comparto lo que me parece un buen análisis.
En América Latina comprobé cómo las recetas del FMI conducían a la ruina de un Estado detrás de otro y a la miseria a sus gentes. Con sus recetas subía la bolsa en Wall Street pero la riqueza se quedaba allí en Nueva York y las miserias se profundizaban en los países afectados por programas de ajuste, el desempleo aumentaba, la quiebra social también.
Hay que recordar que en Estados Unidos la gente se muere sin tratamiento médico cuando no pueden pagar y que en Chile desmontaron el sistema de seguridad social y las pensiones encomendadas a los bancos y a merced de las fluctuaciones del mercado, se han volatilizado y los jubilados se han quedado sin nada.
Efectivamente lo medular de las políticas económicas se decide en Europa, pero allí tenemos voz y voto. Toca alzar la voz y hacer voto de protesta bien visible porque nuestros tecnócratas europeos nos tienen que pedir perdón a todos por haberse deslumbrado con los cantos de sirena del neoliberalismo, que nos ha dejado, como no podía ser de otra manera con un sistema inventado para institucionalizar el robo. Los tecnócratas europeos un mal día renunciaron a su propio proyecto socialdemocrata, el del estado del bienestar, con la alegría de quien entrega oro a cambio de cuentas de plástico de colores. El resto, con burbujas incluidas ya lo conocemos todos. Como no les paremos nos hipotecarán el futuro hasta quien sabe qué generación, eso si el planeta aguanta.
Es el momento de la protesta, cada quien como pueda. Es el momento de sumar, de parar los pies, de decir basta. Es muy importante que el 29 seamos muchísimos, sólo así nos tomarán en cuenta.
Salud,
Amelia
ANALISIS DE LOS DISCURSOS CONTRA LA HUELGA:
Antonio Baylos http://baylos.blogspot.com/2010/09/discursos-contra-la-huelga.html
Como han podido comprobar las personas que aparecen en la foto, en estos días de septiembre se reproducen cíclicamente una serie de argumentaciones que tienen como objetivo deslegitimar y desvirtuar la convocatoria, por parte de UGT y CC.OO, de la huelga general para el 29 de septiembre. A continuación se inserta un texto que quiere reflexionar sobre estos discursos, y que ha sido publicado por el muy interesante diario digital Nueva Tribuna.
Estos discursos, de modo sintético, se pueden agrupar en tres bloques.
El primer bloque de argumentos enfrenta al sindicato y sus delegados sindicales con los trabajadores. Viene a señalar que la huelga la convocan y la hacen los representantes sindicales, no los trabajadores, y que por consiguiente los intereses de unos y otros son diferentes. Tiene grandes raíces en nuestro país, porque se trata de un discurso que entronca con el que desarrollaba el franquismo diferenciando entre los trabajadores y los “agitadores” sindicales, que naturalmente eran algo distinto y externo a los “sanos productores”. De hecho es un argumento que se prolonga en la oposición entre la “política” y el “trabajo”, de manera que la actuación reivindicativa por los derechos de los trabajadores era siempre “política” y en consecuencia “ajena” al interés de los trabajadores.
Al igual que hoy se contraponen “liberados” sindicales que son pagados por no trabajar y para “alterar” la armonía en las relaciones de trabajo, el franquismo establecía que los “agitadores” no trabajaban sino que eran remunerados para que cumplieran sus objetivos subversivos. “Agitadores a sueldo” que simulaban compartir la suerte de los obreros y que sin embargo eran generosamente remunerados por las organizaciones clandestinas que les enviaban para agitar el clima laboral.
La imagen del activista que luego de la asamblea se daba opíparas comidas y llevaba una vida de ricachón era muy utilizada por los sumisos medios de comunicación de entonces. En ese sentido, el extinto Tribunal Central de Trabajo vino a establecer una doctrina judicial según la cual, ante una huelga – que era siempre ilegal – no se podía despedir a todos los trabajadores participantes en la misma, sino tan sólo a sus “cabecillas”, afirmando además que al resto de los trabajadores “comunes” no se les podía exigir una conducta de resistencia ante la agitación de éstos. El discurso actual ha transmutado esta condición de “activista” como elemento externo a los trabajadores que emponzoña las relaciones de trabajo en las empresas, a la del “liberado” sindical cuya función es precisamente la de utilizar a los trabajadores en beneficio de los intereses del sindicato, para cuyo fin actúan y son remunerados. De esta manera, cuando el sindicato convoca una huelga general, no lo hace para defender a los trabajadores, sino en beneficio propio y exclusivo, para no perder sus privilegios. La huelga es así extralaboral.
Seguir leyendo en http://baylos.blogspot.com/2010/09/discursos-contra-la-huelga.html