No es el PSOE, es Madrid
Madrid es la cuna de todas las razias sobre el oponente, ya sea externo o interno, debido a la superposición de poderes: local, autonómico y nacional. Hay cientos de aspirantes al botín del poder y al vellocino de oro.
Los partidos no son homogéneos; son la suma de familias, ideas y lobbies que buscan medrar sobre quien ostenta el mando.
No es verdad que Ferraz sea más metomentodo que cualquier otro eslabón de la cadena; todos, al unísono, quieren una parte del botín.
Tres Cantos, Madrid, la Comunidad de Madrid, La Moncloa, no son entes independientes, ni ninguna lectura de los reglamentos da fe de ello. Todos se necesitan, todos deben colaborar y todos portan el cuchillo que matará al César.
Madrid como comunidad (seis millones de personas) lleva a cabo una endiablada cruzada contra la periferia. Madrid se ve ganadora de todas las batallas, especialmente las económicas, y está generando una tiranía sobre los recursos que necesita para su desarrollo futuro.
Las fuerzas de un Madrid como centro magnético de desarrollo económico moldean todas las iniciativas políticas de relevancia. No hay acción progresista que pueda detener el tsunami de recursos que fluye desde la periferia hacia el centro en su alocada acreción.
«Madrid es España, España es Madrid» no es un canto aislado de la derecha; todos los políticos, sean del signo que sean, se hechizan ante el poder de la acreción.
Como ejemplo, en noviembre de 2024, Lobato votó a favor de los planes de la Comunidad respecto al proyecto de instalación de centros de datos. Esto inexorablemente requiere más energía y agua, recursos que no tenemos como comunidad, pero también, y no menos importante, miles de ingenieros en tecnologías de la información que, con sus salarios y necesidad de vivienda, convulsionarán aún más el ya catastrófico mercado de la vivienda en la región.
El embrujo de Madrid es muy poderoso. Ya en el Tamayazo, el poder económico deshizo el equilibrio de poder de las familias en el PSOE. No analicemos lo que ocurre como una simple lucha de poder interna; es mucho más complejo, y no me refiero solo a Ayuso o Trump.
Según la NASA, para 2050, a más tardar 2070, Madrid será un solar inhabitable. Sin embargo, Madrid y su gente se niegan a morir; están inmersos en una huida hacia adelante.
Como progresistas, tenemos que pinchar la burbuja de Madrid. No hay otra opción.