La inteligencia artificial (IA), es una tecnología que se avanza rápidamente y tiene el potencial de remodelar el mundo tal como lo conocemos. Mientras que algunos lo perciben como una herramienta para mejorar las capacidades humanas y resolver problemas complejos, otros temen que pueda representar una amenaza significativa para nuestro orden social. Este debate se ha acalorado aún más con una reciente declaración de Vladimir Putin, quien declaró que el líder de la IA vendrá a gobernar el mundo.
Aunque pueda parecer siniestro, la realización de sus palabras está tomando forma práctica. Países de todo el mundo están realizando importantes inversiones en investigación y desarrollo de IA, cada uno de los cuales compite por la pole position en esta carrera tecnológica de alto riesgo. Estos actores clave no son otros que Estados Unidos, China, Reino Unido, Unión Europea liderada por Francia y Alemania, Israel, Canadá , Rusia, Singapur, Unión Emiratos Árabes y Egipto.
Según datos del Estudio “Artificial Intelligence Index Report 2023”, publicado por la Universidad de Stanford con datos de NetBase Quid. Entre 2013 y 2022, unos 248900 millones de dólares de inversiones privadas en este sector fueron asignados a empresas estadounidenses, mientras que China se sitúa en un lejano segundo lugar, con 95100 millones. Reino Unido, que ocupa el tercer lugar a nivel mundial, lidera en Europa como el país en el que se realizan la mayor cantidad de inversiones en esta tecnología, con 18200 millones.
Empresas como Google, Facebook y OpenAI con su flamante ChatGPT 4 turbo tienen su sede en EE. UU., y el país ha invertido miles de millones en investigación y desarrollo. La estrategia de EE. UU. se centra en la innovación y la comercialización, lo que le da una ventaja competitiva en el mercado global.
China con empresas tecnológicas como Baidu, Alibaba y Tencent allanando el camino y un fuerte respaldo gubernamental, los esfuerzos por convertirse en un líder mundial en IA son evidentes. Sin embargo, esta búsqueda incesante también ha provocado debates en torno a la privacidad de los datos, destrucción de mano de obra, automatizar y optimizar procesos de guerra y los derechos humanos.
Los Emiratos Árabes Unidos (EUA), según información de The New York Times, sobre la empresa G42, una empresa de IA, controlada por los Emiratos Árabes Unidos (EUA), podría estar ocultando una colaboración con China. Para Estados Unidos es una amenaza de seguridad nacional. Entre estas empresas se encuentra Huawei, el gigante de las telecomunicaciones que enfrenta sanciones de EE.UU.
Siguiendo con el informe “Artificial Intelligence Index Report 2023”, publicado por la Universidad de Stanford, en tecnología y desarrollo, en materia de patentes: En 2022, China lideró el origen de las patentes de IA a nivel mundial con un 61%, superando significativamente a Estados Unidos, que representó el 21% de los orígenes de las patentes de IA. Desde 2010, la participación de Estados Unidos en las patentes de IA ha disminuido desde el 54%.
En Economía, La integración de la IA plantea muchas preguntas apremiantes. Algunos predicen que la IA impulsará mejoras de productividad. Una preocupación importante es el potencial de desplazamiento masivo de la mano de obra: ¿en qué medida se automatizarán los puestos de trabajo en comparación con los que se ampliarán con la IA? Las empresas ya están utilizando la IA de diversas maneras en todas las industrias, pero algunas regiones del mundo están presenciando mayores flujos de inversión en esta tecnología transformadora.
Según tendencias económicas relacionadas con la IA utilizando datos de Lightcast, LinkedIn, Quid, McKinsey, Stack Overflow y la Federación Internacional de Robótica (IFR). La inversión en IA Generativa se dispara. La financiación para la IA generativa aumentó y casi se quintuplicó con respecto a 2022 hasta alcanzar los 25200 millones de dólares. Los principales actores del sector de la IA generativa, como OpenAI, Anthropic, Hugging Face e Inflection, informaron de importantes rondas de financiación.
Estados Unidos, avanza aún más en inversión privada en IA. En 2023, las inversiones alcanzaron los 67200 millones de dólares, casi 9 veces más que las de China, el siguiente mayor inversor. Mientras que la inversión privada en IA en China y la Unión Europea, incluido el Reino Unido, disminuyó un 44% y un 14% desde el 2022.
Con esos niveles de inversión, la Artificial General Intelligence (AGI) se alcanza cuando una máquina adquiere capacidades cognitivas a nivel humano, también se la conoce como «IA fuerte». Es tal la creencia de que estamos al borde de alcanzar este nivel de desarrollo, que en marzo pasado más de 1.000 expertos en tecnología pidieron a las empresas de IA que dejen de entrenar, por al menos seis meses, a aquellos programas que sean más poderosos que GPT-4, la versión más reciente de ChatGPT.
Los sistemas de IA con inteligencia que compite con la humana pueden plantear profundos riesgos para la sociedad y la humanidad», advirtieron en una carta abierta, entre otros, el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el dueño de Tesla, SpaceX, Neuralink y Twitter, Elon Musk (quien fue uno de los cofundadores de Open AI antes de renunciar de la junta por desacuerdos con la conducción de la compañía).
En la carta, publicada por la organización sin fines de lucro Future of Life Institute, los expertos dijeron que si las empresas no acceden rápidamente a frenar sus proyectos «los gobiernos deberían intervenir e instituir una moratoria» para que se puedan diseñar e implementar medidas de seguridad sólidas.
Aunque esto es algo que, por el momento, no ha ocurrido, el gobierno de Estados Unidos sí convocó a los dueños de las principales empresas de IA – Alphabet, Anthropic, Microsoft, y OpenAI para acordar «nuevas acciones para promover la innovación responsable de IA».
Carlos Ignacio Gutiérrez, investigador de políticas públicas en el Future of Life Institute, explicó a BBC Mundo que uno de los grandes desafíos que presenta la IA es que «no existe un cuerpo colegiado de expertos que deciden cómo regularlo, como ocurre, por ejemplo, con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)».
Recientemente, el llamado «padrino de la inteligencia artificial» Geoffrey Hinton, pionero en la investigación de redes neuronales y aprendizaje profundo que permiten a las máquinas aprender de la experiencia, igual que los humanos, alertó en una entrevista con la BBC que podríamos estar cerca de ese hito.
En este momento (las máquinas) no son más inteligentes que nosotros, por lo que puedo ver. Pero creo que pronto podrían serlo», dijo el hombre de 75 años, quien acaba de retirarse de Google.
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Desde estudiantes que los usan para hacerle los deberes hasta políticos que les encomiendan sus discursos, el representante demócrata Jake Auchincloss estrenó el recurso en el Congreso de EE.UU, o fotógrafos que inventan instantáneas de cosas que no ocurrieron (e incluso ganan premios por ello, como el alemán Boris Eldagsen, quien obtuvo el primer puesto en el último Sony World Photography Award por una imagen creada por IA.
El fenómeno ha llevado a una revolución de los recursos humanos, con empresas como el gigante tecnológico IBM anunciando que dejará de contratar a personas para cubrir cerca de 8.000 puestos de trabajo que podrán ser manejados por IA.
Geoffrey Hinton, que lideró el desarrollo de la disciplina en Google, apuntaba a que la automatización llegaría al 45% y afectaría a 300 millones de empleos. Sam Altman, cofundador y CEO de OpenAI, dejó claro en julio de 2023 que el impacto existirá, aunque no está del todo claro qué puestos estarían afectados. Y Elon Musk, mucho más vocal, apuntaba en noviembre del año pasado que «llegará un punto en el que no se necesitará un trabajo».
Terminamos con Benedict Evans, el reputado analista, que ya en verano de 2023, «Sabemos (o deberíamos saber), empíricamente, que siempre ha habido esos nuevos empleos en el pasado, y que tampoco eran predecibles: nadie en 1800 habría predicho que en 1900 un millón de estadounidenses trabajarían en «ferrocarriles» y nadie en 1900 habría predicho «postproducción de vídeo» o «ingeniero de software» como categorías laborales».
Para Benedict Evan la conclusión es clara: «¡No os preocupéis por la IA!». Hemos tenido antes estas preocupaciones, y las seguiremos teniendo en el futuro. «Sea lo que sea lo que creas que va a pasar, tardará años, no semanas».
No perdamos de vista el origen humano de la IA y su potencial para mejorar la vida humana. Depende de nosotros, los creadores y curadores de la IA, guiar su desarrollo de manera responsable. Debemos recordar que no estamos en una carrera para relegar el poder a las máquinas, sino para aumentar el potencial humano.