Cristóbal Colón y Barcelona tienen una conexión histórica importante, especialmente en el contexto de sus viajes al «Nuevo Mundo» y su relación con los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón,  quienes financiaron su expedición. Fue en la corte de Barcelona donde Cristóbal Colón presentó su ambicioso plan ante los monarcas españoles. Los historiadores creen que fue la pura vitalidad económica e intelectual de la ciudad, junto con su posicionamiento estratégico y su creciente poder marítimo, lo que convenció a Cristóbal Colón de la viabilidad de su idea.

El ambicioso plan presentado en la Corte de Barcelona que propuso a los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, cuyo objetivo principal era encontrar una nueva ruta hacia Asia  (específicamente a las ricas tierras de la India y China)  navegando hacia el oeste. Este plan era radical en su tiempo porque la mayoría de los navegantes europeos creían que la única forma de llegar a Asia era a través del Este, bordeando África.

En esa época, los europeos buscaban rutas alternativas hacia Asia debido a las dificultades y peligros de las rutas tradicionales, que pasaban por el Mediterráneo y el territorio controlado por el Imperio Otomano. Colón creía que la Tierra era mucho más pequeña de lo que realmente es y que las tierras de Asia estaban mucho más cerca de lo que indicaban los cálculos geográficos contemporáneos. Esto fue un error de cálculo importante que, sin embargo, lo llevó a descubrir accidentalmente un nuevo continente.

Uno de los argumentos más importantes de Cristóbal Colón para convencer a los Reyes Católicos fue el potencial económico de su empresa. Su plan prometía acceso directo a las especias, la seda, el oro y otras riquezas de Asia. Si su viaje tenía éxito, España podría establecer rutas comerciales y competir con Portugal, que ya estaba explorando rutas alrededor de África.

Otro aspecto de su propuesta fue la propagación del cristianismo. Cristóbal Colón prometió que, al llegar a las tierras de Asia, ayudaría a expandir la fe cristiana, una propuesta que resonaba con los Reyes Católicos, quienes estaban inmersos en la Reconquista de España, expulsando a los musulmanes y unificando el país bajo la religión católica.

Cristóbal Colón pidió grandes recompensas a los Reyes Católicos si su empresa tenía éxito. Estas incluían:  Ser nombrado Almirante del Mar Océano, un título vitalicio y hereditario. Ser nombrado Virrey y Gobernador de las tierras que descubriese. Un diezmo (10%) de las riquezas obtenidas en las tierras que se encontraran. El derecho a contribuir con una octava parte del coste del viaje y recibir una octava parte de los beneficios obtenidos.

El plan había sido previamente rechazado por Portugal y algunos asesores consideraban que los cálculos de Cristóbal Colón sobre la distancia a Asia eran erróneos. Sin embargo, Isabel de Castilla, convencida de las posibles recompensas y presionada por el deseo de España de expandir su influencia, decidió finalmente apoyar el plan de Cristóbal Colón.

En abril de 1492, tras varios años de negociaciones, los Reyes Católicos firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, un acuerdo que formalizaba el apoyo a la expedición de Cristóbal Colón bajo los términos que él había propuesto. Con este respaldo, pudo comenzar los preparativos para su viaje, que culminó con el descubrimiento de América en octubre de 1492.  Aunque Cristóbal Colón no llegó a Asia como esperaba, su expedición resultó en uno de los eventos más significativos de la historia mundial: el descubrimiento del continente americano.

Cristóbal Colón regreso triunfal a Barcelona: Tras su primer viaje a América en 1492, fue recibido con honores en Barcelona en la primavera de 1493 por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. En ese momento, Colón presentó a los monarcas las noticias de su descubrimiento y llevó consigo a varios nativos americano.

La recepción oficial tuvo lugar en el Palau Reial Major en Barcelona, que era la residencia de los Reyes Católicos en la ciudad. Este palacio aún existe y está ubicado en el Barrio Gótico, siendo un lugar histórico que conserva la memoria de ese importante encuentro entre Colón y los monarcas.

Uno de los monumentos más emblemáticos de Barcelona es la Columna de Colón, ubicada al final de La Rambla, cerca del puerto. Este monumento, inaugurado en 1888 para la Exposición Universal de Barcelona, honra al navegante y su viaje al Nuevo Mundo. Colón aparece señalando hacia el mar (aunque no directamente hacia América), simbolizando su rol como explorador.

El Día de la Hispanidad, el significado y las denominaciones de esta celebración varían de país en país de Latino América reflejando diferentes perspectivas sobre el impacto del encuentro entre las culturas europeas e indígenas.

El 12 de octubre en  México: Se celebra como el «Día de la Raza», la fecha se asocia con el mestizaje cultural y la herencia indígena. Hay actos conmemorativos en varias ciudades, pero no es un día festivo oficial.

El 12 de octubre en Argentina: Se llama «Día del Respeto a la Diversidad Cultural». En 2010, Argentina cambió el nombre de la celebración para resaltar la importancia de la diversidad cultural y reconocer el impacto que tuvo la colonización en los pueblos indígenas.

El 12 de octubre en Chile: Se celebra como el «Día del Encuentro de Dos Mundos». Se busca enfatizar la confluencia de culturas indígenas y europeas, aunque también hay debates sobre el significado de la fecha.

El 12 de octubre en Venezuela: En 2002, el presidente Hugo Chávez cambió el nombre de la celebración a «Día de la Resistencia Indígena» para honrar a los pueblos indígenas que resistieron la colonización europea.

El 12 de octubre en Colombia: Se celebra como el «Día de la Raza y de la Hispanidad», con una connotación más tradicional de la herencia española y el mestizaje cultural.

El 12 de octubre en Perú: Aunque no es una fiesta oficial, se realizan eventos conmemorativos y culturales que resaltan tanto la herencia indígena como la influencia española en la historia del país.

La parte oscura de la colonización de las Américas por parte de Cristóbal Colón desempeñó un papel importante en el inicio de los procesos que condujeron a la explotación y degradación de las poblaciones indígenas de América y, más adelante, a la trata transatlántica de esclavos africanos. Aunque no fue el único responsable ni el principal arquitecto de estos sistemas, su llegada al continente americano en 1492 y las acciones que emprendió a partir de entonces sentaron las bases para algunos de los horrores que siguieron.

Explotación y degradación de los pueblos nativos americanos : Desde su primer viaje, Colón y sus hombres interactuaron con las poblaciones indígenas del Caribe, a las que encontraron en lugares como las islas Bahamas, Cuba y La Española (actual Haití y República Dominicana). Aunque Colón inicialmente describió a los indígenas como personas pacíficas y amables, su enfoque hacia ellos cambió rápidamente cuando se dio cuenta de que podría usarlos como mano de obra y someterlos para explotar las riquezas del territorio.

Cristóbal Colon y sus hombres en sus viajes y con respaldo de los Reyes Católicos, esclavizaron a cientos de indígenas en la isla de La Española para trabajar en las minas de oro y en las plantaciones, utilizando la fuerza y el terror para mantener el control.

Los indígenas eran obligados a trabajar en condiciones extremadamente duras y peligrosas, en muchos casos bajo la supervisión directa de los españoles. Esta explotación brutal condujo a la muerte de miles de indígenas por trabajos forzados, enfermedades y malos tratos.

Colón y sus hombres utilizaron la violencia para imponer el control sobre los indígenas. Documentos históricos hablan de castigos brutales, amputaciones y otras formas de violencia como métodos para subyugar a las poblaciones locales. La actitud hacia los indígenas rápidamente pasó de la curiosidad inicial al abuso sistemático.

Cristóbal Colón no fue responsable directo de las enfermedades que los europeos llevaron al Nuevo Mundo, su llegada abrió las puertas a epidemias devastadoras. Las poblaciones indígenas no tenían inmunidad ante enfermedades como la viruela, el sarampión y la gripe, y millones murieron a causa de estas infecciones, lo que provocó una caída dramática de las poblaciones nativas en toda América.

La trata transatlántica de esclavos : Si bien la trata transatlántica de esclavos africanos no comenzó inmediatamente con Cristóbal Colón, su llegada y las prácticas de explotación que introdujo allanaron el camino para la importación de esclavos africanos a las Américas en las décadas siguientes.

La búsqueda de mano de obra: A medida que las poblaciones indígenas fueron disminuyendo debido a la violencia, el trabajo forzado y las enfermedades, los colonizadores europeos, incluidos los españoles, comenzaron a buscar nuevas fuentes de mano de obra para sostener sus colonias en el Caribe y el resto del continente americano. A mediados del siglo XVI, la esclavitud de africanos traídos a través del Atlántico comenzó a institucionalizarse como un medio para satisfacer esta demanda.

Cristóbal Colón inicialmente utilizó indígenas como esclavos, las dificultades para mantener una fuerza laboral indígena (debido a la resistencia, las fugas y las muertes masivas) llevaron a los colonizadores a recurrir a los africanos, considerados una fuente más «sostenible» de esclavos debido a que eran traídos desde el otro lado del Atlántico, lo que impedía las fugas masivas, y por su supuesta mayor resistencia a las enfermedades europeas.

Cristóbal Colón fue una figura clave en el inicio de la colonización europea en América, lo que dio lugar a uno de los capítulos más oscuros de la historia humana: la degradación y explotación de los pueblos indígenas y el establecimiento de sistemas de trabajo forzado que posteriormente se expandieron hacia la trata transatlántica de esclavos africanos. Aunque Cristóbal Colón no fue directamente responsable de todos los horrores que siguieron, sus acciones iniciales sentaron las bases para siglos de explotación y violencia en el Nuevo Mundo.

Mauricio Villegas, escritor de ‘El viejo malestar del Nuevo Mundo’, en entrevista sobre las ‘emociones tristes’ de América Latina, muchas, fruto de la herencia española. Para entender un país, un continente, se puede utilizar la economía, la política, la historia. Para la población, en casi todos los países de América Latina, el sentimiento hacia España, hacia la madre patria, es más de indiferencia; la relación es más fuerte con Estados Unidos. Rehacer el pasado es muy problemático y hay mucho de indignación virtuosa, de moralismo, de subirse a un pedestal y separar los buenos de los malos.